"La Jardinera de los Portales"
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"La Jardinera de los Portales"

En el año 3189, cuando las ciudades flotaban sobre los restos desérticos de un mundo que una vez fue verde, las leyendas hablaban de una figura vestida de blanco, custodiada por flores imposibles, que aparecía solo cuando el equilibrio entre la vida y la muerte pendía de un hilo.

La llamaban La Jardinera de los Portales.

No era humana. O no del todo. Su piel tenía la suavidad del lirio silvestre, pero sus ojos —profundos y sabios— brillaban con datos cuánticos procesados más allá de la comprensión humana. Su vestido parecía tejido con luz solar y seda ancestral, y cada flor que la rodeaba respondía a su respiración como si el universo vegetal la reconociera como su madre.

Ella surgía de portales orgánicos: arcos vivos construidos por enredaderas biomecánicas, que brotaban del suelo cuando el planeta activaba uno de sus últimos protocolos de defensa. Porque Gaia, el núcleo vivo de la Tierra, aún estaba despierta… y usaba a la Jardinera como su emisaria.

Cuando la humanidad sobrepasó los límites, explotando los recursos con inteligencia artificial sin alma, la Jardinera apareció en la última ciudad: Neo-Erewhon. Con una flor de loto en una mano y una semilla cristalina en la otra, caminó por las avenidas como un espejismo.

Pero no venía a destruir.

Venía a elegir.

Aquel que pudiera entender el lenguaje secreto de las raíces, que supiera hablar con los árboles extintos a través de los recuerdos codificados en el viento, recibiría la semilla. Y con ella, la oportunidad de restaurar lo perdido… en otro mundo, a través del portal viviente.

Los ciudadanos, presos del asombro, no supieron cómo responder. Excepto una niña —hija de un ingeniero agrónomo y una archivista de plantas extintas— que se acercó sin miedo, y susurró el antiguo nombre de la flor.

La Jardinera sonrió.

Y el portal se abrió.

Nadie supo qué ocurrió después. Solo quedó una nube de pétalos suspendida en el aire, y una leyenda reescrita en los núcleos de datos de cada servidor: “Donde la flor florezca, el futuro también.”